25.1.17

Sociedades

Era la costumbre antes de salir de viaje, mochila o maleta? preguntó Lola.

A continuación, con unos exagerados movimientos circulares de brazos hacia arriba, como si la estuvieran atracando, añadió, aunque no sé porqué te lo pregunto!

No hubo bastante.

Imitando a ese Concurso de antaño del 1,2,3 responda otra vez, continuó con sus pregunto y respondo yo, ..y la respuesta correcta es, tachan tachan!, Mochilaaa!”.

Lola prefiere llevar maleta para viajar. Yo la mochila. Si, si, mochila, tanto para turismo urbano o de montaña que es lo suyo, como para uso diario. Grande o pequeña se adaptan mejor a mis necesidades y espalda. Entiendo que a ella le vaya mejor una maleta, pero, que se ponga tozuda como la mula de mi abuelo, que un dia lo puso tan nervioso que acabó dándole un mordisco en la oreja. Vaya si anduvo aquel dia la mula hasta el corral sin parar!

Qué manía con que yo también la utilice. Lo mismo que cuando le entra la otra, la de que lleve bolsos. No me cuadra en la lógica, que no atine con la más sencilla de las soluciones., que cada cual lleve lo que quiera.

Su argumento. En la mochila la ropa se arruga!,
En la maleta también!. Sino no llevarías una planchita?- respondí con sorna
Bien que la utilizas tu también, o no!? replicó
Faltaría plus que encima de cargar con un kilo de hierro por medio mundo no me sirviera para nada!, intenté concluir.

Ya iniciábamos otra vez el incumplimiento de la gran promesa formulada en nuestro místico dietario convivencial. Lo de «gran» no es por el contenido de la intención en sí, lo es por la dificultad que se encuentra a la hora de aplicar su cumplimiento.

Discutir por cosas superficiales, la mayor parte de ellas, son causas por la que se extienden y agrandan los conflictos entre parejas. Se diría que gusta. De hecho, se diría que es como la sal gorda en la gastronomía. Poca, gorda y sólo muy de cuando en cuando. 
 

Lo comento desde la perspectiva de igualdad y respeto en la pareja. La otra, la del autoritarismo, sumisión y humillación es otro tema que imagino, irá subyaciendo anexo en futuros contenidos.

La discusión sostenida, más se asemejaba a un dialogo de peces por aquello de abrir la boca sin decir nada relevante. Distorsionaba con el conjunto del dormitorio, que no es que sea una gran habitación pero su luminosidad entra grandiosa por sus desproporcionadas ventanas. La hacen cálida junto con la combinación de sus colores interiores. Intentamos darle a cada uno su valor.

Quizás un poco motivada por el entusiasmo del viaje y otro poco por el deseo de dar por cerrado el tema de la eterna pregunta y sus respuestas interminables, se me ocurrió intentar derribarla sobre la cama marcándome un farol en forma de salto olímpico. Caímos por los pelos en ella. Esta técnica, no es aconsejable realizarla si se tiene alguna duda sobre su alcance.

Aprovechando el efecto sorpresa en Lola, intenté no sin esfuerzos, colocarme a horcajadas encima. La quería llenar de besos. Hasta donde podía y me dejaba en ese juego de risas, la calma nos fue suavizando el rifi-rafe de la puñetera maleta y mochila. Un final con un beso es la mejor manera de iniciar un nuevo reset.

Uno de los estereotipos y bulos que existen y que más fuera de lugar está, es pensar que las personas no heterosexuales se relacionan de diferente forma que ellos. Y se equivocan. La mayoría de gente que asimila este contexto hipócrita como personal, suele ser por ignorancia o interés, por inseguridad personal o patológica o simplemente, por falta de conocimiento e inexistencia en su interrelación. No falla.

..Aunque pensándolo un poco, en el fondo, igual tienen algo de razón. Igual va a ser que hemos aprendido lo que no se debe hacer en y con la pareja.