30.1.16

Papá, me gustan las niñas!

Era de las pocas veces que podia ver a mi padre en casa, sentado en la terraza, al atardecer, tranquilo y con una mirada serena fijada en el horizonte. -Después de regar sus macetas. Las de dentro de la casa eran las de mi madre-. Siempre trabajaba, tenia dos trabajos, también el de casa. Éramos muchos y en malos tiempos.

Por lo visto, todo es cíclico.

Al contrario de muchos padres y hombres de entonces y ahora, a mi padre nunca se le cayeron los anillos por lavar la ropa en el lavadero o hacer la comida cuando mi madre no podía. Eso se lo he valorado mucho en mi vida conforme fui descubriendo las diferentes clases de hombres, vagos e indeseables que existen.

Hacia tiempo que me sentia intranquila y no sabia con quien hablar. Un impulso motivó mi desvergüenza aquella tarde.  


Papá..!                                                                                
Si..?
-Papa, debo estar enferma..!
Porqué, hija?
-Por que me gustan las niñas!

Once años, tenia.

No tardó en constestar al desasosiego. Lo que dijo se quedó grabado a fuego en mi mente.

-Mira hija, la dignidad de una persona no la encontrás nunca en la cama-.

Si seguimos hablando del tema o si contestó algo más, no lo recuerdo. Sin embargo su tono de voz, su mirada y esa naturalidad en la respuesta, me hizo asimilar «in situ» confianza y seguridad y me evitó un montón de traumas psicológicos posteriores que, a lo largo de la vida, he visto en muchas personas. Sentí el peso del valor de aquellas palabras aunque tardara varios años en saber que me quiso decir en ese instante.